Navegadores

A menudo, aun hoy, se oye a gente preguntado cómo tienen que hacer tal o tal cosa para que funcione "en los dos navegadores", como si sólo existieran dos.

Esto está cambiando, pero a peor, y cada vez son más los que sólo se preocupan por que sus páginas funcionen en la última versión de Microsoft Internet Explorer.

Estas dos actitudes son contrarias a la naturaleza de la World Wide Web. Si conoces un poco su historia y sigues nuestros tutoriales comprenderás perfectamente que limitar nuestra creación a uno o dos navegadores determinados y defectuosos no sólo no es el único camino, sino que es el menos recomendable.

Sobre todo porque no hay uno o dos navegadores. Hay muchos, de capacidades diferentes, y la gente es libre de elegir (y no siempre) aquél con el que se encuentra más a gusto. Por eso, como desarrollador, no puedes saber qué navegador está utilizando cada uno de tus visitantes. Y desde luego no sabes con qué navegadores te visitarán en el futuro. Si no quieres limitar la accesibilidad a tus páginas, no las diseñes para modelos de navegadores concretos.

Eso no significa, en absoluto, que tus páginas deban limitarse a ser letras negras sobre fondo blanco. Las personas que creen que la accesibilidad equivale a falta de creatividad:

  • No conocen la noción de universalidad que tiene la Web.
  • No conocen las capacidades de HTML ni de CSS.
  • Por ello mezclan en sus páginas los contenidos, su estructura y su apariencia, utilizando código estructural para lograr efectos de presentación (básicamente usando marcos o tablas para organizar la presentación de sus documentos).

La consecuencia de dar más importancia a la apariencia que al contenido de las páginas es que al intentar usar navegadores de capacidades limitadas, ha sido necesario recurrir a trucos para conseguir imponer la apariencia; eso ha llevado a la utilización incorrecta del HTML, y ello ha producido problemas de accesibilidad, lo cual es justamente lo contrario de lo que se pretende al publicar una página en la Web.

Moraleja: no sigamos cayendo en la misma trampa. Con HTML y CSS podemos hacer nuestras páginas accesibles a todos, tanto ahora como en el futuro.

Hemos dicho que no sólo hay uno o dos navegadores. Ni siquiera hay un solo modelo de cada navegador. Si queréis ver o bajaros unos cuantos, podéis pasaros unos cuantos días en browsers.evolt.org.

Ciertamente, hoy por hoy, el navegador mayoritario es Internet Explorer, pero no hace mucho ese privilegio correspondía a Netscape Navigator 4 y no parecía desbancable. En el futuro, no sabemos cómo serán las cosas, pero si hacemos nuestras páginas siguiendo los principios de HTML y CSS, podemos estar bastante seguros de que funcionarán. De momento, como cifras globales nos podemos basar en las estadísticas de www.thecounter.com, un servicio gratuito de "contadores de visitas". Lo que se deduce de aquí es que, aunque diseñáramos para el navegador más utilizado, estaríamos cerrando nuestras puertas a más del 20% de nuestros visitantes. Es decir, una de cada cinco personas; y no personas cualesquiera, sino precisamente las personas que mostraron interés en entrar en nuestras páginas. Como para pensárselo.

Actualización: Dos años después de escribir este artículo, las cosas no han mejorado demasiado. Explorer, ahora en su versión 6, y que sigue copando cada vez mayor parte de mercado, apenas a introducido mejoras de implementación de las especificaciones del W3C con respecto a sus versiones anteriores. Sin embargo, los proyectos de Opera, Mozilla y Konqueror siguen adelante y se están convirtiendo todos ellos en implementaciones muy sólidas y lejos del nivel de obsolescencia de aplicaciones como Navigator o Explorer. Desgraciadamente su uso continúa siendo marginal. Por otra parte, la accesibilidad en la red va tomando cada día más importancia (por ejemplo la ley española LSSI del 2002 obliga a hacer accesibles las páginas web financiadas con fondos públicos), por lo que quizás el panorama no sea tan sombrío como se podría pensar. El tiempo lo dirá.

© 2001-2003 Juan R. Pozo